Epilepsia, ¿qué comer? Los alimentos a preferir y los que evitar

Reducir los factores de estrés, promover un estilo de vida saludable y practicar actividad física incluso moderada. En la mesa elige una dieta equilibrada, sin sacrificios pero rica en vitaminas y minerales y con mucha fruta y verdura en el menú diario. El bienestar de las personas que padecen Epilepsia, el trastorno del sistema nervioso central que afecta a unas 600.000 personas en Italia, empieza en la mesa.

Aunque no existe una dieta expresamente dedicada a las personas con Epilepsia, salvo casos puntuales, existen muchos nutrientes que, por su potencial neuroprotector, pueden considerarse importantes para el bienestar de la persona que vive con este trastorno.

Vitamina B6 y dónde encontrarla

Un ejemplo es la vitamina B6, también llamada piridoxina, esencial para algunas funciones del sistema nervioso, en particular para la intervención en la síntesis de muchos neurotransmisores como la serotonina -mediador químico de la transmisión de los impulsos nerviosos- histamina, taurina y dopamina. La vitamina B6 se encuentra principalmente ligada a las proteínas, tanto en alimentos vegetales como verduras, legumbres, frutos secos, como en los de origen animal como huevos, carnes y pescados.

Vitaminas B3, E, C

Luego existen otros nutrientes funcionales que pueden tener un potencial papel coadyuvante en el manejo de la frecuencia crítica: algunos ejemplos son el Omega3, que se puede asimilar con el salmón, el pescado azul y los frutos secos. Y también la vitamina D3 que se puede asimilar principalmente de los alimentos de origen animal como el pescado azul, los huevos y la leche y sus derivados. La vitamina E está presente en grandes cantidades en los aceites vegetales, pero también en los cereales integrales, los huevos y algunas verduras como las espinacas.

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La vitamina C es abundante en la fruta fresca, algunas verduras como la achicoria, las espinacas, el brócoli, las verduras como el brócoli, la col, los tomates y los pimientos, los tubérculos y las patatas.

“Entre los avances realizados en el estudio de las Epilepsias - explica Laura Tassi, presidenta de LICE - Liga Italiana Contra la Epilepsia - podemos considerar, para las Personas con Epilepsia que toman terapia farmacológica crónica, el efecto positivo de una dieta correcta y equilibrada. En general, una dieta variada, junto con un estilo de vida que incluya una actividad física moderada, puede suponer una mejora real de la calidad de vida. Para el control de crisis es importante evitar el consumo de drogas y no excederse con el alcohol y sobre todo tomar medicamentos con regularidad”.

Dieta cetogénica, crisis reducidas en un 50 por ciento

No todas las epilepsias responden a los medicamentos. Actualmente sólo el 60% de los pacientes con epilepsia tienen un control total de las crisis gracias a la terapia y al tratamiento farmacológico, pero el 40% restante padece epilepsia farmacorresistente, es decir, no sensible a la acción de los fármacos, o en ocasiones “intratable”. Y para estos pacientes las opciones se limitan al tratamiento quirúrgico, al uso de algunos dispositivos "paliativos" o, en algunos casos, a la adopción de una dieta especial, la dieta cetogénica.

Se trata de una dieta rica en grasas (poliinsaturadas para mantener el colesterol bajo control) y baja en hidratos de carbono, que explota algunos aspectos particulares de la fisiología humana, es decir, la formación de cuerpos cetónicos que produce el organismo cuando la cantidad de azúcares ingeridos con los alimentos es muy baja y las reservas en el hígado y los tejidos están casi agotadas y la mayoría de los órganos y tejidos pasan a utilizar ácidos grasos como fuente de energía, favoreciendo así la formación de cuerpos cetónicos.

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Parece que son los cuerpos cetónicos los que reducen la excitabilidad de las neuronas involucradas en la génesis de las crisis epilépticas, al modular la producción y acción de neurotransmisores específicos. La eficacia de la dieta cetogénica, estratégica y altamente efectiva en algunos cuadros clínicos específicos (como el síndrome de deficiencia de GLUT1), parece reducir la frecuencia de crisis epilépticas en algunos pacientes hasta en un 40-50%.

“Sin embargo, se trata de una intervención médica a considerar a la par del fármaco -especifica la Dra. Valentina De Giorgis, jefa del grupo de estudio LICE sobre “terapias dietéticas”- por lo que debe realizarse exclusivamente bajo supervisión médica. La elección de una intervención dietética para el tratamiento de las epilepsias farmacorresistentes debe seguir una cuidadosa evaluación de su adecuación y sostenibilidad en el tiempo, identificando aquellos pacientes en los que la dieta puede ser realmente útil, monitoreando constantemente su correcta aplicación, minimizando así los posibles efectos secundarios. efectos".

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